El lavado de manos es una práctica de higiene fundamental que consiste en limpiar las manos con agua y jabón para eliminar suciedad, gérmenes y sustancias contaminantes. Esta acción simple es una de las formas más efectivas de prevenir enfermedades infecciosas.
Antes de pasar al tríptico del Lavado de Manos, repasemos sus características.
Características del Lavado de Manos
Cuando las personas tocan objetos, superficies o a otras personas, sus manos pueden contaminarse con virus, bacterias u otros agentes patógenos. Al tocarse la cara, preparar alimentos o interactuar con otras personas, esos gérmenes pueden transmitirse fácilmente.
Lavarse las manos correctamente implica frotar todas las partes de las manos, incluyendo entre los dedos, debajo de las uñas y el dorso. El proceso debe durar al menos 20 segundos. Usar jabón es clave, ya que ayuda a desprender los microorganismos y facilita que el agua los elimine por completo.
Esta práctica es especialmente importante antes de comer, después de ir al baño, tras sonarse la nariz o toser, y luego de tocar objetos de uso público, como barandillas o dinero. También es crucial para los profesionales de la salud, quienes deben desinfectarse constantemente para evitar la propagación de infecciones en hospitales o clínicas.
El lavado de manos no solo protege a quien lo realiza, sino también a las personas con las que interactúa.
Promover el hábito desde la infancia, tanto en casa como en la escuela, contribuye a formar una cultura de prevención. Además, contar con acceso a agua limpia y jabón es un derecho básico que favorece la salud pública en general.